Resulta imposible no maravillarse al ver una pinta de Guinness recién servida, con su implacable color negro y su espuma hecha a medida, perfectamente calculada ¡y que no se va jamás! A simple vista uno podría imaginarse que estamos ante una cerveza fuerte e intensa, pero muy por el contrario, Guinness es una cerveza fácil de beber, con un cuerpo moderado y un final seco que te anima a tomarte más de una.
La historia parte en 1959 cuando Arthur Guinness funda la cervecería, rápidamente se decide por elaborar solo cervezas del estilo Porter, para luego evolucionar a una “Stouter Kind Of Porter”, o sea, una versión más robusta la misma, dando inicio a su gran imperio de cervezas negras.
Uno de los puntos fuertes de Guinness es que siempre ha estado abierto a la innovación, como en 1917, cuando fueron de los primero en adoptar el uso de malta tostada, gracias al recién inventado tostador de tambor desarrollado por Daniel wheleer, el cual permitía tostar la malta sin quemarla o cuando integraron la cebada tostada en su receta para otorgar esa sequedad tostada característica de sus stout.
Principales Variedades
Guinness Extra Stout: Es la Guinness Original, descendiente de las primeras recetas del archivo de la cervecería Guinness. Con una graduación alcohólica de 5% y aromas tostados a café, chocolate amargo y un final seco.
Guinness Draught: Mundialmente conocida por su ingeniosa cápsula de nitrógeno que permite imitar la experiencia de degustar una genuina cerveza de barril (draught). Con una graduación alcohólica de 4,2%, ligeras notas tostadas, a café, amargor medio y una suave y cremosa sensación en boca.